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LOS MITOS DEL TABACO: “Más impuestos aumentarán el contrabando”

28/06/2010 Dr. R. CÓRDOBA y E. SAMITIER

Existe actualmente una creencia popular que dice que toda acción enfocada a limitar un mal, provocaría una reacción aún peor. En lugar de quedarnos en la simple pregunta de si es eso cierto o no, cabría preguntarse a quien convendría que esas reacciones fueran ciertas.

El aumento del precio es una medida necesaria para controlar la epidemia, como subrayan las recomendaciones de la OMS. Para impedirlo, la industria esgrime que unos impuestos más elevados incrementarían el contrabando desde los países con menor carga fiscal hacia los que tributan más; en consecuencia, se mantendría alto el nivel de consumo de cigarrillos pero se reducirían los ingresos gubernamentales. Aunque el contrabando es un problema grave, el informe del Banco Mundial concluye que como el aumento de los impuestos contribuye a la disminución del consumo del tabaco a la par que se suben los ingresos del Estado, la respuesta más apropiada es tratar con firmeza la actividad criminal en lugar de renunciar a una mayor presión tributaria. Un informe de la OMS de 2000 enumera las principales causas del contrabando:

“El precio sólo es uno de los muchos factores que influye en las tasas de contrabando. Mucho más importante es el papel de las propias tabacaleras en facilitar el contrabando; la ausencia de apropiados controles sobre los productos de tabaco a nivel del comercio internacional; y la existencia de intrincadas redes internacionales de contrabando, junto a distribución no autorizada, débiles leyes anticontrabando, debilidad y corrupción a nivel oficial”.

Efectivamente, dos grandes compañías –RJ Reynolds (Camel, Winston) y Phillip Morris (Marlboro)– han sido demandadas por contrabando en los tribunales europeos de Bruselas. Las dos principales compañías canadienses, Imperial Tobacco y la tabaquera Benson & Hedges facilitaron el contrabando de cigarrillos en Canadá y pagaron en 2008 más de 300 millones de dólares en multas, según una nota oficial de la Policía Montada canadiense. Las dos compañías admitieron “ayudar a personas a vender y estar en posesión de tabaco producido en Canadá que no estaba ni empaquetado ni marcado en conformidad con las leyes canadienses”.

Las compañías también reconocieron que tras producir los cigarrillos en Canadá, el producto era enviado a Estados Unidos para ser distribuido a contrabandistas que lo volvían a introducir de forma ilegal en Canadá(1) ¿Cómo es posible que el 30% del tabaco que sale de los puertos de origen, desde el país exportador, no llegue a su destino, a manos del comprador?

Advertir que va a ocurrir algo que uno mismo promueve se llama profecía autocumplida. El contrabando de un solo container lleno de tabaco supone pérdidas de 4 millones de dólares en impuestos(2). La propia Philip Morris ha cerrado un pacto con la UE para cerrar el contencioso y evitar el contrabando mediante sistemas de trazabilidad. Pero más bien parece que la empresa ha hecho de la necesidad virtud: mientras hace algunos años casi todo el contrabando de tabaco era con material producido por las propias multinacionales, de un tiempo a esta parte cerca de la mitad procede de China y de otros países productores que imitan las marcas populares de las grandes compañías. Esta nueva situación hace menos rentable el contrabando para algunas multinacionales y permite concebir esperanzas de que colaboren con su control porque los acontecimientos se están volviendo contra sus propios intereses. Recientemente Japan Tobacco se ha subido también a este carro por razones similares. Algunos ingenuos creen que con estos pactos anti-contrabando las compañías se están haciendo socialmente responsables pero ahora resulta que Philip Morris Internacional se desgaja de la matriz estadounidense para instalarse en Suiza con la intención de burlar las legislaciones internacionales y seguir haciendo negocios en los países pobres.

Lo que realmente incentiva el comercio ilícito son los diferenciales de precios entre países vecinos, lo que origina unos intercambios al filo de la legalidad. Las diferencias en la Unión Europea son escandalosas: Una cajetilla de la misma marca, la más vendida, cuesta en España 2,90 euros y en el Reino Unido, 7,20. Algunas marcas de una multinacional británica que se fabrican en España terminan en el mercado británico vía contrabando por los típicos procedimientos indirectos, al parecer, vía Dubai y Emiratos Árabes Unidos.

En EE.UU., son las variaciones de impuestos entre Estados las que favorecen el comercio ilícito. Una cajetilla que tiene un impuesto de 0,55 dólares en el estado de Delaware, está gravada con 2,40 dólares en el vecino Nueva Jersey. Pero no hay que ir tan lejos. En España la marca más vendida costaba en 2007 2,90 euros; en Francia, 5,25. Los motivos son claros: adaptarse al poder adquisitivo de cada zona y favorecer que los fumadores que lo encuentren caro tengan alguna región cercana a precio más barato para poder consumirlo o comerciar con ello. Se trata de que los fumadores sigan consumiendo tabaco sin importarles demasiado la marca o la procedencia.

Se estima que del total de cigarrillos que se venden en el mundo, entre el 10 y el 11 por ciento proviene del contrabando, lo que supone 600.000 millones de unidades por año. El tráfico de tabaco rebaja el costo de los cigarrillos gracias a la evasión de impuestos y genera un aumento del consumo, principalmente entre los jóvenes. Asimismo, a través del contrabando, las grandes marcas de cigarrillos logran ingresar a mercados en los que aún no tienen presencia. En América latina el tabaco de contrabando supone del 15 al 20 por ciento de las ventas.

Por otro lado en países como Nigeria entre el 10 y 16 por ciento de cigarrillos que se consumen entran por vías ilegales, lo que priva al gobierno del 26 por ciento de ingresos que le corresponderían por impuestos. Estas diferencias de precios conllevan la pérdida de ingresos fiscales por parte de los países, más consumo de tabaco entre los jóvenes, y mayor dificultad para dejar de fumar entre los adultos de menor nivel socioeconómico que, en lugar de dejar de fumar, se pasan a marcas de contrabando más baratas. El temor de los gobiernos a perder ingresos no tiene base real, ya que el Reino Unido recauda más impuestos del tabaco per cápita que España a pesar de soportar una tasa mucho mayor de contrabando.

(1) Finanzas.com. Compañías de tabaco admiten que participaron en el contrabando de cigarrillos,

31-07-08.

(2) Yárniz C, Pozzi S. Bruselas vuelve a la carga y acusa a la tabaquera Reynols de blanquear dinero. EL

PAÍS, 1-11-02.

Dr. CÓRDOBA, R. y SAMITIER, E., "50 Mitos del tabaco", Departamento de Salud y Consumo Gobierno de Aragón: 2009, pp. 135-136

Descargar libro (PDF): http://porquenosotrosno.org/web/documentacion/Libro_50_Mitos_Tabaco.pdf

 

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