¿Por qué nosotros no? Acción Ciudadana por la Salud y el cambio de la Ley Española de Tabaco

Aún queda un gran margen para subir el precio del tabaco

17/09/2012 Montse Hidalgo.El diario Vasco

Joseba Zabala Coordinador de ‘Por qué nosotros sí’

En Gipuzkoa se diagnosticaron 400 cánceres de pulmón el pasado año. En datos como éste se apoya la iniciativa ciudadana estatal ‘Por qué nosotros sí’ coordinada por Joseba Zabala para reafirmar su «compromiso para luchar contra las estrategias encubiertas de la industria del tabaco, que tienden a esclavizar a la población».

Zabala es además médico y portavoz de la Sociedad Vasco-Navarra de Prevención del Tabaquismo y desde ambas iniciativas se propone reducir el 29% de población vasca que fuma a los niveles que ronda, por ejemplo, Suecia, que se sitúa en el 17%. En cuanto a la manera de lograrlo, asegura que «es mucho mejor prevenir que imponer».

– ¿Qué opina de la posibilidad de que Eurovegas se convierto en un espacio con humo?

– Que hubiera fumadores o salas de fumadores en Eurovegas sería una aberración que ni los ciudadanos ni los sanitarios estarían dispuestos a aceptar. Y por supuesto, tampoco la hostelería, porque sería un privilegio para un grupo concreto frente a todos ellos, que están dando un excelente ejemplo de apoyo a esta medida de salud pública. Se estaría supeditando la salud a los negocios.

– Según parece, el precio del tabaco está siendo el repelente más efectivo para los compradores...

– No cabe duda. La población a veces se anima de manera contagiosa a dejar el tabaco, y eso ocurre normalmente cuando sube el precio. La gente te dice ‘es que esto se está poniendo muy difícil y tengo que buscar otras maneras’. Cuando una persona deja de fumar se siente bien y le sale rentable. Ese bienestar es contagioso.

– ¿Aún hay margen para seguir encareciendo el tabaco?

– España es el tercer país de la UE donde el tabaco esmás barato. No se pueden comparar los 9 euros de la cajetilla en Irlanda con los 4,65 que cuesta en España. Desde ese punto de vista queda un gran margen para subir el precio del tabaco y hacer que sea más inaccesible. Y eso disuade, no sólo a los mayores sino también a los menores.

– ¿Cómo neutraliza la industria los efectos del incremento de los precios?

– Emplea dos tipos de marketing diferenciado. Uno dirigido a los jóvenes y otro a la mujer. Concretamente en España se está vendiendo una marca de tabaco que tiene forma de barra de pintalabios. En poco más de dos centímetros de caja meten 20 cigarrillos estilizados que están dirigidos al público femenino.

– ¿Por qué dan resultado estas estrategias?

– Están orientadas a ocultar el verdadero producto que va en el paquete y son las que están haciendo que se incorporen nuevos fumadores. Detrás de esa cajetilla llamativa va oculta un arma de destrucción masiva, en cuya difusión colaboran los estados a nivel global. Pero bueno, por fortuna, ocurre así ya que si no lo hicieran, esta droga estaría en manos de mafias.

– ¿Qué tiene que cambiar entonces?

– Lo que la salud pública pide a los gobiernos de todo el mundo no es que prohíban el tabaco, sino que lo regulen bien y no ofrezcan a la industria del tabaco cheques en blanco permitiéndole gozar de un privilegio a lo largo de todo el mundo como ahora.

– ¿Como en Australia?

– Por eso tiene tanta significación ese caso: el Estado se ha erigido en soberano de la salud y ha parado los pies a la industria del tabaco, dejándola prácticamente sin capacidad publicitaria. Con las cajetillas genéricas, el paquete pierde atractivo.

– ¿Qué hay de las campañas de información o prevención?

– No creo en las campañas publicitarias exclusivamente mediáticas. La eficacia de una acción preventiva no está en el número de anuncios en TV o de carteles en las marquesinas sino en el número de organizaciones ciudadanas que se implican y se comprometen en el mensaje. Por el dinero que cuesta una campaña publicitaria se pueden financiar doscientas acciones preventivas ciudadanas y escolares.

– ¿Cuál es la diferencia entre ambas iniciativas?

– No creo en los canales verticales desde el gobierno. Funcionan mejor los canales horizontales en los que las organizaciones sanitarias y la sociedad civil lanzan mensajes y se los creen. El nivel de convicción que generan es muy superior.

– ¿Algún ejemplo?

– En el caso de la última ley del tabaco, la población, a través de un debate social y de una convicción, ha dado ese espaldarazo sin tener que recurrir a las frases hechas imágenes impactantes de unas campañas que muchas veces se quedan en una valla publicitaria de una parada de autobús.

– Aun así, sigue habiendo gente en desacuerdo con esa ley...

– Siempre va a haber personas que disientan y aporten sus ideas, pero también enriquecen el debate social. Tiene que haber un debate y una convicción. Esos que están en contra de la ley y que muchas veces hablan de una imposición... dieciocho meses después de la ley, ¡no se ha impuesto ni una multa en la comunidad autónoma vasca! Los que han llevado la implantación de esta herramienta son los ciudadanos, que la han apoyado.

– ¿Por qué tanto éxito?

– No han hecho falta elementos represivos ni restrictivos para que la gente asuma un hecho tan notorio como que el tabaco es dañino.

Desde un punto de vista de efectividad es mucho más útil la norma que el consejo. Una norma asumida colectivamente genera mucho más cambio que el consejo. Es decir, ganar nuevos espacios sin humo genera mucho más movimiento de cesación que cualquier consejo de que el tabaco es malo.

– ¿Hay otras medidas por tomar?

– Sí, el control de los aditivos del tabaco. Los cheque en blanco que muchos gobiernos están dejando a la ‘narcoindustria’ del tabaco consisten en no poner control sobre los aditivos del tabaco. En España sólo se controlan el alquitrán, el monóxido de carbono y la nicotina. No existe ninguna restricción sobre otros aditivos, suavizantes, broncodilatadores, y que van orientados a hacer más asimilable la ingestión del humo tóxico.

– ¿El fin último es borrar el tabaco del mapa?

– El tabaco es una droga que va a continuar existiendo de una manera o de otra. Las políticas prohibicionistas no han funcionado nunca, sí en cambio, las políticas reguladoras. El que diga que la ley del tabaco es prohibicionista, miente.

No prohíbe fumar, sólo regula dónde se puede y donde no se puede fumar, y los espacios públicos quedan regulados para el tabaco.

– Las últimasmedidas han levantado las quejas de los estanqueros, se habla de 56.000 puestos de trabajo en peligro...

– Son reacciones que forman parte de una lógica empresarial y son comprensibles. La prioridad es que el tabaco no sea un producto de consumo masivo, y eso va a generar, evidentemente, un ajuste del mercado. Con la salud no se puede negociar. Nosotros no estamos en contra de la venta de un producto, pero sí a favor de la regulación en extremo de sus posibilidades.

– ¿Qué opina del contrabando como efecto colateral de esta regulación hasta el extremo?

– Creo que es una de las ideas más potenciadas por las industrias tabaqueras. Su gran defensa es decir que la regulación aumenta el contrabando, cuando la propia industria tabaquera facilita el contrabando.

Estamos muy acostumbrados a ver expedientes a industrias tabaqueras que son sorprendidas precisamente facilitando el contrabando de sus propios productos

 

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